¡Qué placer verte otra vez!
(nos decimos sin hablar)
Hoy todo vuelve a empezar,
y será lo que ya fue.
Color my life with the chaos of trouble.
30 dic 2010
29 dic 2010
♥
-No puedo evitarte -dijo, con súplica en los ojos-. Ya estás en todas partes.
-¿En todas partes? -indagué, confusa; lo único que me faltaba ahora era hacerme omniprescente.
-Sí -asintió, y dio un paso largo hacia mí.
Contuve la respiración apretando los labios, y noté como el frío y el calor se apoderaban de mi cuerpo, juntos a la par. Bajé la mirada una milésima, y luego volví a mirarlo a los ojos. Pude verme reflejada en ellos de una forma muy particular.
-No entiendo qué estas diciendo -le dije, entrecerrando los ojos-.
-Estás aquí -extendió el brazo, y me señaló el recorrido que le hacían las venas a través de su piel de vainilla-. Y aquí... también -esta vez tomó mi mano y la sostuvo sobre su pecho; pude notar el compás imperfecto y furioso de su corazón.
En ese mismo momento me acordé de respirar. Inflé el pecho muy despacio y solté todo el aire suavemente por la nariz mientras dejé escapar una leve sonrisa de costado.
-Aquí -volvió a decir, y esta vez sin soltar mi mano se apuntó a las sienes con el dedo índice.
Así se quedó, mirándome y sin más nada que acotar, sin más palabras. Pero, ¿quién necesita más palabras? Yo solamente me sentía como volando, y su palpitar era tan intenso que me hizo sentir su corazón en mis manos casi literalmente.
Eso era todo, él me hacía volar.
Después me soltó la mano y se agachó un poco para darme un beso.
Para entonces, yo ya estaba más allá de las nubes.
-¿En todas partes? -indagué, confusa; lo único que me faltaba ahora era hacerme omniprescente.
-Sí -asintió, y dio un paso largo hacia mí.
Contuve la respiración apretando los labios, y noté como el frío y el calor se apoderaban de mi cuerpo, juntos a la par. Bajé la mirada una milésima, y luego volví a mirarlo a los ojos. Pude verme reflejada en ellos de una forma muy particular.
-No entiendo qué estas diciendo -le dije, entrecerrando los ojos-.
-Estás aquí -extendió el brazo, y me señaló el recorrido que le hacían las venas a través de su piel de vainilla-. Y aquí... también -esta vez tomó mi mano y la sostuvo sobre su pecho; pude notar el compás imperfecto y furioso de su corazón.
En ese mismo momento me acordé de respirar. Inflé el pecho muy despacio y solté todo el aire suavemente por la nariz mientras dejé escapar una leve sonrisa de costado.
-Aquí -volvió a decir, y esta vez sin soltar mi mano se apuntó a las sienes con el dedo índice.
Así se quedó, mirándome y sin más nada que acotar, sin más palabras. Pero, ¿quién necesita más palabras? Yo solamente me sentía como volando, y su palpitar era tan intenso que me hizo sentir su corazón en mis manos casi literalmente.
Eso era todo, él me hacía volar.
Después me soltó la mano y se agachó un poco para darme un beso.
Para entonces, yo ya estaba más allá de las nubes.
23 dic 2010
No sé si escuchás, o quizás ya no sirve de nada. Solo murmurás... ¡Sólo me das vuelta la cara! Y ayer nomás, tu sol me entusiasmaba...
No llorabas por mí, no llorabas por nada.
Dejaste que el dolor te curtiera la piel, ¡ojalá no sea tarde! para volver a nacer, para poder levantarte... me encantaría que estuvieras dormida, que estuvieras dormida,
me encantaría volver a verte reír.
¡Cómo me gusta verte reír!
No llorabas por mí, no llorabas por nada.
Dejaste que el dolor te curtiera la piel, ¡ojalá no sea tarde! para volver a nacer, para poder levantarte... me encantaría que estuvieras dormida, que estuvieras dormida,
me encantaría volver a verte reír.
¡Cómo me gusta verte reír!
8 dic 2010
Media.
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